¿Estás de exámenes? Siete consejos (de una experta) para estudiar

Mayo y junio suelen ser épocas complicadas para los estudiantes. Llegan los exámenes finales y el momento de emplear más horas frente a los apuntes o el ordenador, que no siempre son productivas. Para que sí lo sean, os traemos una serie de consejos fáciles de aplicar.

A menudo, la extensión de los temarios, su complejidad o la cantidad de asignaturas que se deben cursar dificultan que los estudiantes alcancen las notas esperadas. Si bien las técnicas recomendadas para estudiar dependen -ampliamente- de la personalidad del estudiante, del momento vital en el que se encuentre y de la prueba a la que se ha de enfrentar, existen una serie de métodos que le facilitarán la comprensión y la retención de información académica, muy útiles a la hora de enfrentarse a cualquier prueba o examen. Para ello, la profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de La Rioja Isabel Fernández Solo de Zaldívar proporciona una serie de técnicas a tener en cuenta antes de empezar a estudiar.

Fijarse un objetivo realista



Muchas veces confundimos el motivo con el ánimo. Motivarse es tener una razón, un objetivo, y ese objetivo nos lo tenemos que fijar nosotros. Lo importante aquí es establecer unas metas realistas, que podamos alcanzar, además de ser conscientes de lo que podemos y no podemos lograr. Una vez tengamos este objetivo definido tendremos una actitud más positiva ante el estudio al que nos enfrentamos, porque ya sabremos qué es lo que queremos conseguir.

Planificar los horarios de estudio



Crear una rutina de estudio acorde a la capacidad, las necesidades y el resto de actividades es esencial para lograr los objetivos señalados. Este horario puede ser semanal, mensual o en periodo de exámenes. Depende también de la prueba a la que el estudiante se enfrente, de su dificultad o de la cantidad de tiempo del que se disponga para estudiar. No obstante, un buen plan de estudios facilitará la distribución y la optimización del tiempo, necesarios para lograr unos buenos resultados.

Utilizar la técnica Pomodoro



La Pomodoro es una técnica de gestión del tiempo que se utiliza comunmente para estudiar o trabajar de manera más eficiente y efectiva. Consiste en dividir el tiempo en bloques de trabajo de 25 minutos, llamados ‘pomodoros’, seguidos de un breve descanso de 5 minutos. Después de completar cuatro ‘pomodoros’, se toma un descanso más largo de unos 15-30 minutos. Durante cada ‘pomodoro’, se trabaja en una tarea específica y se evita cualquier tipo de distracción. Esta técnica ayuda a mantener la concentración durante largos periodos de tiempo y a organizar las tareas con un tiempo limitado.

Estudiar cada materia en una habitación



Una técnica muy buena de aprendizaje es la de estudiar cada materia en una habitación, utilizando diferentes conceptos en cada uno de los lugares. Esta técnica funciona adecuadamente porque se asocian la memoria y el ambiente, y esto mejora la retención y comprensión de la información. Después, al volver a esos espacios y asociar el aprendizaje a determinados objetos e imágenes mentales, se recupera con mayor facilidad aquello que previamente se había estudiado.

Hacer tarjetas con preguntas



Una técnica que, en ocasiones, funciona mejor que subrayar es la de sacar posibles preguntas a lo estudiado, es decir, decirse a uno mismo qué pregunta se puede sacar de cada texto o enunciado. Esta estrategia -que funciona muy bien porque el cerebro humano está diseñado para buscar respuestas- consiste en hacer preguntas sobre la información que se está leyendo apuntándolas en tarjetas, con la respuesta detrás. Esta técnica ayuda tanto a comprender lo estudiado como después a repasarlo.

Explicar lo estudiado a alguien



Explicar lo estudiado a alguien mejora muchísimo la retención, pues al decirlo en voz alta se pone a prueba lo aprendido. Con esta técnica se refuerzan también esas conexiones neuronales que se necesitan para la práctica y para la revisión de información. Asimismo, se desarrolla la capacidad y las habilidades de comunicación de los estudiantes, estableciendo una relación bidireccional con alguien que, a su vez, puede plantear dudas, detectar fallos o plantear sugerencias.

Conocerse a uno mismo



Finalmente, es muy importante que el estudiante se conozca muy bien a sí mismo y sepa de lo que es capaz. La negatividad con la que muchas veces las personas afrontan nuevos retos supone una barrera continua frente al objetivo inicial. Por ello, es importante no decirse a uno mismo que no puede y que no lo va a lograr, si bien sí debe ser objetivo con la realidad.

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