Ana Rosa Quintana: «El gusanillo del periodismo no me ha abandonado»

Ana Rosa, durante su encuentro con los periodistas. / EP

Tras once meses de baja debido a un cáncer de mama, la periodista ha regresado a Telecinco agradeciendo el «inmenso cariño» que ha recibido por parte de todo el mundo

Iker Cortés

«Les dije que nos veríamos pronto. A mí, la verdad, se me ha hecho un poquito largo, pero ya estoy aquí, así que buenos días». Con estas emocionantes palabras abría ayer Ana Rosa Quintana (Madrid, 66 años) una nueva edición de su espacio, ‘El programa de Ana Rosa’, después de estar once meses de baja por un cáncer de mama. En esta sentida primera intervención, la periodista reconocía tener una «deuda eterna» por el «inmenso cariño» que ha recibido por parte de todo el mundo.

Fue un programa de bienvenida, con la sensibilidad a flor de piel, en el que la periodista no solo entrevistó al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijó, y al diestro José Ortega Cano -el titular
«mi semen es de fuerza», como bien reconocía después la propia Ana Rosa, quedará para la historia-, sino que fue desgranando buena parte de lo que ha vivido en estos once meses apartada de la televisión, al tiempo que dejaba claro que el gusanillo del periodismo no la ha abandonado. Tras cuatro horas y media de televisión en directo, Quintana tuvo un encuentro con decenas de periodistas en los estudios que Mediaset tiene en Fuencarral.

Con el pelo rubio corto muy sonriente, la presentadora explicó, en primer lugar, los motivos por los que ha vuelto a la televisión. Por un lado, para reencontrarse con sus compañeros. Por el otro, porque el gusanillo del periodismo «es difícil de evitar» y porque «necesitaba recuperar mi vida, la cotidianidad y la rutina». Pero hay una tercera razón y es que cree Quintana que su regreso al plató puede ayudar a aquellas personas que estén pasando por un trance similar. A ellas las animó a intentar llevarlo «lo mejor posible» por ellas mismas, por su familia, por su entorno y por sus amigos. «Hay que cuidarse, no quedarse en un sofá, levantarse y cuidar a las amigas. Las mías me han acompañado todos los días y a todas horas. Yo creo que se ponían de acuerdo porque no es posible que siempre hubiera alguien», decía entre risas.

Preguntada por sus sensaciones a la hora de volver a Mediaset, Ana Rosa hablaba de una mezcla de sentimientos «tremenda». «Emoción; no puedo decir que miedo, pero si me preguntaba si iba a poder hablar con todo lo que he estado viendo y sintiendo; agradecimiento, alegría… Desde que he entrado en Telecinco ha sido un carrusel de emociones», afirmaba. «¿Veis?», preguntaba con sorna cuando se acercaba Paolo Vasile, consejero delegado de la cadena, a darle un cariñoso abrazo durante la rueda de prensa. «Me han dado más besos que en toda mi vida, no sé si es que pensaban que no iba a volver», bromeaba. Y una buena ración de nervios: «Al principio, se me secaba la boca, pero cuando me he sentado con todos los compañeros, con los que llevamos 18 años juntos, ha sido como un día más».

Ausente los viernes

Esta temporada la periodista no estará los viernes, día en que Joaquín Prat y Patricia Pardo volverán a ponerse a los mandos del programa. De «magistral» calificaba Ana Rosa sus trabajos todos estos meses en los que, pese a la baja, la presentadora ha seguido levantándose temprano. «En 17 años que tienen mis hijos, nunca los había visto irse al colegio, así que he desayunado todos los días con ellos». Y aunque no se ha preparado de forma especial para la reentrada, sí que lo ha hecho durante todo el proceso. Primero porque sus amigas, en cuanto supieron el diagnóstico, le regalaron un remo, de madera, con un depósito de agua. «Lo tengo en casa y es fantástico porque oyes el agua mientras haces ejercicio», explicaba. Después porque ha llevado «una vida muy activa». «He caminado muchísimo cada día, he hecho entrenamiento, preparándome para soportar el tratamiento, que lo he llevado muy bien, y después de la intervención, volví con el ejercicio. Me he currado muchísimo estar bien físicamente porque los tratamientos son duros».

¿Qué es lo que más ha echado de menos en todo este tiempo? «Mi libertad», afirmaba con rotundidad. Lo dice, fundamentalmente, porque la covid ha planeado durante todo el proceso. «Tal y como me encontraba, podía haber llevado una vida agradable, en el sentido de ir al teatro, comer con las amigas o irme de fin de semana, pero cuando estás con tratamientos tienes las defensas bajas y no podía exponerme. Me he sentido muy recluida. Nunca había estado tanto tiempo en el sofá y los días se me han hecho largos», se lamentaba. Y eso que ha leído, ha visto series, ha hablado con su gente y ha visto mucha televisión, más el resto de programas de Unicorn, su productora, que ‘El programa de Ana Rosa’ porque, como dice, «me daba cosita».

«Desbordada y sorprendida» por el cariño con el que le han recibido los compañeros de la cadena, los de otras cadenas, artistas y hasta políticas, Ana Rosa aseguraba que le han dado más besos que en toda su vida» y bromeaba dejando caer que «no sé si es que pensaban que no iba a volver». En cuanto a tiempo apartada de la televisión, asegura que ha procurado mantenerse al margen. «Sí es cierto que a veces mandaba mensajes a Joaquín o a Patricia porque se me ocurrían cosas que veía que no pasaban en el plató, pero he intentado controlarme y me he apartado bastante». ¿La razón? «Cuando estás en un tratamiento, tu vida es tengo que llegar fuerte para no perder ninguna sesión porque quieres terminar cuanto antes». Así las cosas, Quintana pensaba que iba a hacer un montón de cosas alejada de la televisión, pero dice no haber hecho nada. «He leído, he visto series, he hablado con mi gente, he visto la tele, más el resto de programas de Unicorn que mi programa porque me daba cosita».

«Desbordada y sorprendida» por el cariño con el que le han recibido sus compañeros de la cadena, los de la competencia, artistas, políticos y gente anónima, Ana Rosa detallaba que en todo este tiempo ha tratado de mantenerse al margen del trabajo, aunque sí reconocía tener la espinita clavada de no haber contado la muerte de Isabel II: «Recordé las jornadas de doce y catorce horas de directo en Antena 3 junto a Rosa Villacastín por la muerte de Lady Di». «Sí es cierto que a veces mandaba mensajes a Joaquín o a Patricia porque se me ocurrían cosas, pero cuando estás en un tratamiento tu vida es ‘tengo que llegar fuerte para no perder ninguna sesión’ porque lo que quieres es terminar cuanto antes». En su ausencia, por ejemplo, se produjo la salida de Sonsoles Ónega, que dejó un programa de su productora para ir a Antena 3: «Lo viví en la lejanía. Espero que le vaya bien».

Tras 16 sesiones de quimioterapia, 15 de radioterapia y dos intervenciones quirúrgicas, Ana Rosa asegura encontrarse «bien y fuerte». Eso sí, «no puedo decir que estoy curada. Veremos si dentro de cinco años me dan el alta».

Ana Rosa, durante el programa.

Así ha sido la primera intervención de Ana Rosa en su programa

«Tengo una deuda eterna con el inmenso cariño que me ha llegado de todo el mundo. Desde mis compañeros, personas que no conozco, que me han regalado sus oraciones, hasta el Papa me ha hecho llegar un rosario bendecido. No se imaginan el altar que tengo en casa con estampitas, medallas, libros, música… Y la cantidad de cariño que he recibido por la calle, por medio de WhatsApp, por carta y sobre todo muchísimo amor en mi casa, de mi marido, de mis hijos, de mis amigas… Bueno, sin mis amigas todo habría sido muchísimo más duro. En este momento hay miles de personas pasando por lo mismo, miles de mujeres que lo están viviendo o lo van a vivir. No pienso guardarme nada, así que a lo largo de la mañana intentaré contar todo lo que ha pasado durante este año. El gusanillo del periodismo no me ha abandonado, a pesar de que esta vez he tenido que seguir la actualidad desde el sofá de mi casa. He sido testigo en la distancia de cómo estallaba una terrible guerra en Europa, cómo una crisis económica sin precedentes nos asolaba, récords de subida de la luz y el gas, la gasolina, cómo dimitía el jefe de la oposición, cómo se hackeaban los móviles del Gobierno, la ruptura con Argelia o la muerte de Isabel II y hoy regreso y me encuentro con la crisis de uno de los tres poderes del Estado, el poder judicial. Durante estos meses he tenido tiempo también de ir al mercado, comprobar que estamos ante los precios más caros de la historia y sobre todo cosas que parecían absolutamente imposibles, yo lo llamo el milagro de las elecciones. Es un milagro que en tiempos de crisis se puedan subir las pensiones un 8,5%, que las autonomías bajen el IRPF, incluso las que lo criticaban, no me negarán que es un milagro escuchar el anuncio de una ley que desalojará a los okupas en 48 horas, teniendo en cuenta que según parte del gobierno este fenómeno no existe, 100 euros al mes para la crianza de los hijos, viajes gratis en tren, partidas extraordinarias para sanidad, ciencia, dependencia, becas o vivienda. Los funcionarios van a ver una subida de hasta el 9,5% así que no me digan que no es milagroso… Y que se rompa el independentismo y muchas cosas más de las que seguiremos hablando. Así que pedid y se os concederá , es el milagro de la multiplicación de los votos y los peces. Y ahora, muy en serio, milagro el que yo hoy esté aquí. Bienvenidos«.

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