Cómo nos afecta el calor a la salud mental

Domingo, 18 de agosto 2024, 19:07

Opciones para compartir

Si le preguntan cómo se encuentra los días que hace mucho calor, esos en los que el termómetro no da tregua y la temperatura sube por encima de los 35 grados, es muy posible que su respuesta sea que agotado, sin fuerzas, pero también puede que irascible e, incluso, de mal humor. Esto tiene una explicación científica, porque las olas de calor tienen consecuencias no solo en nuestro cuerpo –mareos, sudoración excesiva, bajada de tensión, aumento de las pulsaciones…– sino también en nuestra salud mental.

Según una investigación realizada por la Asociación Americana de la Psicología (APA, por sus siglas en inglés), las altas temperaturas están estrechamente relacionadas con un incremento de los suicidios, así como con un mayor índice de mortalidad entre las personas con esquizofrenia, demencia, psicosis y consumo de drogas. Pero no solo eso, el ambicioso estudio también constató que los días más calurosos del verano aumentan hasta un considerable 8% el número de visitas a las urgencias hospitalarias por motivos de salud mental.

8
%

es el porcentaje de aumetno de las visitas al servicio de urgencias de los hospitales por temas de salud mental durante los días de más calor del verano

La investigación, realizada en 2022, analizó los datos de más de dos millones de personas con seguro médico privado y descubrió que la gente iba más a las urgencias durante los cinco o seis días del verano en los que más apretaba el sol en comparación con las jornadas más frescas de esa misma época del año. Y por cada grado que subía la temperatura, el riesgo de fallecimiento entre los pacientes con trastornos psicológicos y psiquiátricos aumentaba hasta un 5%. Unos datos que han llevado a los expertos a exigir a las autoridades una serie de cambios para abordar las consecuencias de las olas de calor en la salud mental de las personas.

Falta de sueño

Estar sometido a temperaturas extremas también puede agravar los síntomas en personas que padecen ansiedad y depresión, además de estar relacionado con un aumento de los episodios maníacos en pacientes con trastorno bipolar. Otro problema derivado del incremento generalizado de las temperaturas es que afecta a la eficacia de algunos de los medicamentos utilizados en el tratamiento de este tipo de enfermedades. «Sabemos, por ejemplo, que muchos fármacos aumentan el riesgo de muerte relacionada con el calor, como es el caso de los antipsicóticos, que pueden suprimir la sed y hacer que las personas se deshidraten.

Otros medicamentos actúan de forma diferente según la temperatura corporal y el grado de deshidratación de la persona. Esto pasa con el litio, un estabilizador del estado de ánimo muy potente y ampliamente utilizado, que se prescribe habitualmente a personas con trastorno bipolar», argumenta Laurence Wainwright, investigador de la Universidad de Oxford.

Acumular noches sin dormir bien influye en los trastornos psiquiátricos, el riesgo de suicidio, la memoria…

Ahora bien, el calor también puede afectar a la salud mental y a la capacidad de pensar y razonar de las personas que no padecen ningún trastorno mental. Las investigaciones demuestran que las áreas del cerebro responsables de enmarcar y resolver tareas cognitivas complejas se ven afectadas por el estrés térmico. «Cuando las personas no piensan con claridad debido al calor es más probable que se frustren y esto, a su vez, puede llevar a la agresión», añade Wainwright.

Otra de las causas que explican esta relación tan estrecha entre las temperaturas extremas y la salud mental es tan sencilla como la falta de sueño. «Acumular noches y noches sin poder dormir bien influye de manera negativa en los trastornos psiquiátricos, el riesgo de suicidio, la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva», coinciden los expertos.

La solución está en el mar


Adobe Stock

Dicen que la cura para todo siempre es el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar. Y la frase no va desencaminada. La sensación de bienestar que nos genera bañarnos en el mar es científicamente contrastable. «Además de cubrir una necesidad fisiológica –meternos en el agua nos refresca cuando hace calor y eso siempre resulta placentero– hay mucho más», explica Victoria de Andrés, profesora de Biología de la Universidad de Málaga.

«Desde un punto de vista de la fisiología se ha demostrado que la inmersión vertical en el agua genera unos efectos positivos de lo más interesantes. Para empezar, aumenta la velocidad de flujo de sangre que discurre por las arterias cerebrales medias y posteriores. Además, si la inmersión va acompañada de ejercicio de baja intensidad –caminar en el agua–, se consigue la misma velocidad del flujo sanguíneo cerebral que corriendo moderadamente fuera del agua. Es decir, menos esfuerzo para los mismos beneficios, un chollo. Además, supone un chute de energía para nuestro cerebro», explica la experta.

La experta

«La inmersión vertical en el agua aumenta la velocidad de flujo de sangre en las arterias cerebrales medias y posteriores»

Victoria de Andrés

Profesora de Biología de la Universidad de Málaga

Los beneficios no terminan aquí. «Con tan solo sumergirse hasta los hombros se rebaja el edema muscular y se aumenta el gasto cardíaco sin incrementar el de energía, lo que se traduce en una reducción drástica de la sensación de fatiga». El hecho de que ese baño sea en el mar añade todavía más efectos positivos. «Por una parte, nadamos más relajados porque flotamos más, y, por otro, las sales presentes en el agua previenen la sequedad de la piel, especialmente interesante en el tratamiento de enfermedades cutáneas como la dermatitis de contacto o la psoriasis», precisa la bióloga.

Los beneficios del mar van más allá de bañarnos en sus aguas. «La brisa marina, por ejemplo, trae consigo una concentración muy elevada de aniones que penetran por la piel, pero también por los pulmones. Sus efectos fisiológicos y psicológicos no son nada desdeñables: prevención de desórdenes neurohormonales, reducción de los efectos del estrés, acción antioxidante e, incluso, una mejora del acné. Además, la intensidad del color azul y el sonido de las olas también contribuyen a ese efecto tranquilizador», concluye De Andrés.

Enlace de origen : Cómo nos afecta el calor a la salud mental

Scroll al inicio