Arropados por los profesionales del Servicio Riojano de Salud (Seris) y por los especialistas de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en La Rioja … y sus voluntarios, Ángel Vallejo Villaverde, de 57 años, y Francisco Javier Sevilla Álvarez, de 54, siguen en la batalla. Hay días mejores, otros no tan buenos, pero no se rinden.
Han visto que hoy cáncer no es sinónimo de muerte, sino de vida, y por ello animan a toda la ciudadanía a no confiarse, a acudir a la cita con los cribados y a informarse con los que saben y «a tirar para adelante», defienden. «La lucha es dura, pero con un diagnóstico precoz todo es más fácil y las secuelas serán menores», aseguran en una charla con Diario LA RIOJA, mantenida este lunes, 31 de marzo, Día Mundial para la Prevención del Cáncer de Colon.
Poco después de la pandemia, en 2022, Ángel tuvo que afrontar un divorcio inesperado y casi a la par, a finales de ese mismo año, un problema de salud y la presencia de sangre en las heces. «Yo siempre he sido muy recio al ir al médico, pero al final aproveché que iba a la mutua a otra cosa para comentarlo, porque en diciembre yo ya estaba un poco chunguillo», arranca su relato.
Tras la colonoscopia, en marzo de 2023 le dieron el resultado: «Un cáncer grande que está además en muy mal sitio», recuerda. Tuvo que dejar de trabajar e involucrarse en un proceso vertiginoso. «Me hicieron más pruebas y en junio de 2023 me empezaron a dar quimioterapia, seis ciclos bestiales, de cinco horas y media cada mañana. Yo ahí ya estaba muy mal. Tras la quimio me dieron radio durante otro mes, en pleno verano, cuando más calor hace y te hierve todo por dentro tras cada sesión», explica.
El 30 de octubre de 2023 le operaron. «Me salvaron la vida, pero no pudo ya evitarse la bolsa», confiesa aún defraudado, para proseguir con la narración de un viacrucis en el que aún está atrapado.
Ganas de vivir
«Justo cuando levantaba cabeza aparecieron unos nódulos en el pulmón y la semana pasada me operaron para extirpar dos y examinarlos. Estoy a la espera, me imagino que igual me tienen que volver a dar quimioterapia», aclara, para admitir que «aunque siempre tienes miedo, yo ahora lo afronto mucho mejor que la primera vez. En esa primera ocasión yo relacionaba cáncer con muerte, porque mi madre tenía cáncer y se murió. Pero luego llegas aquí, a la asociación, y ves los casos que hay y te das cuenta de que cáncer ya no es muerte. Sabes que puedes morir, pero yo no lo contemplo porque no tengo ganas de morirme, sino de vivir y lo otro me ha demostrado que se puede salir adelante».
Anima a la gente a acudir a los cribados –«Yo siempre lo he hecho mal, era reacio a mirarme»– y se deshace en elogios hacia la atención sanitaria –«Anabel la enfermera especialista nuestra en el San Pedro es una maravilla como profesional y como persona, es para ponerle un altar»–, y hacia la Asociación Española contra el Cáncer de La Rioja.
«Sabes que puedes morir, pero yo no lo contemplo porque tengo ganas de vivir y lo otro me ha demostrado que se puede salir adelante»
Ángel Vallejo Villaverde
57 años. Diagnosticado en 2023
«Lo malo es tener cáncer, lo bueno es que al haber un pronóstico un poquito mejor te dices ‘bueno se puede curar bien’»
Francisco Javier Sevilla Álvarez
54 años. Diagnosticado en 2023
En la entidad le han ayudado en lo laboral, en lo psicológico… en todo. «No es fácil, sobre todo al principio, porque no lo dominas y esta corre mucho», asegura mientras se señala la cabeza. «Hay gente que te dice ‘tienes que estar tranquilo’, pero ¿cómo se hace? Tú te dices, venga va estoy tranquilo, pero luego te metes a la cama y trabaja ella (se toca la sien) y ya no puedes. Yo he conocido gente buena en mi vida, pero también no tan buena, pero llegas aquí a la asociación y dices qué gente más profesional y encima qué buenas personas», asegura para conjurarse: «Hay que tirar para adelante, tengo a mis hijas, a mi familia, amigos… Tengo mucho por lo que luchar y vivir», concluye.
Francisco y Ángel conversan en una de las salitas de la sede logroñesa de la Asociación Española contra el Cáncer de La Rioja.
Justo Rodríguez

A Francisco el mazazo le llegó en 2023. «Unos años antes había tenido una fístula y al notar molestias fui a hacerme las pruebas y apareció el diagnóstico de un tumor cancerígeno, con buen pronóstico dentro de lo que cabe, pero en mala zona. Recibí tratamiento de quimio y radio, luego me operaron y ahora llevo una bolsa, pero el cáncer aparentemente está curado», se felicita.
«Se puede curar bien»
«Yo me puse enseguida en lo peor, pero como te van dando la píldora en trocitos pues te vas haciendo a la idea. Lo malo es tener cáncer, lo bueno es que al haber un pronóstico un poquito mejor te dices ‘bueno se puede curar bien’ porque se cogió a tiempo».
Tras la operación, tuvo que someterse a una larga temporada de quimio –«pero como eran pastillas no me sentaron mal del todo»– y a una recuperación que no fue sencilla. «Además de una cicatriz grande, en mi caso me quedo tener que llevar la bolsa de por vida, es complicado tengo que ir a menos ritmo en el trabajo, debo estar más pendiente, también afecta psicológicamente… Pero puedo hacer vida normal».
No se olvida tampoco de Anabel, la enfermera del San Pedro, y de la asociación, «donde tienes grandísimos profesionales y personas que están pasando o han pasado lo mismo que tú. En internet puedes encontrar lo bueno y lo malo, pero aquí tenemos un grupo en el que compartes las mismas inquietudes», defiende, para brindar por la vida y lanzar un mensaje a los riojanos: «Hay que hacerse los cribados y pedir cita al médico cuanto antes si se nota algo, porque cogido a tiempo cambia todo».
Enlace de origen : Cuando el cáncer ya no es muerte, sino ganas de vivir