El Inter impone su oficio y encarrila la eliminatoria ante un irreconocible Benfica

Casi medio siglo después de su único encuentro en la Copa de Europa, la final del año 65 resuelta en favor del conjunto ‘nerazzuro’ de Helenio Herrera y Luis Suárez, los viejos dominadores del fútbol europeo de los sesenta se veían las caras. Las Águilas opusieron el control del balón a un Inter de capa caída en la Serie A pero con oficio en Champions, tal y como demostró en octavos frente al otro gigante portugués, el Oporto.

Ante la efervescencia del conjunto lisboeta, una de las sensaciones de la temporada, al equipo ‘nerazzuro’ le acompañó una mayor experiencia. Fueron más directos los italianos en sus acercamientos a la puerta contraria, con un fútbol menos elaborado, pero el Benfica generó las primeras ocasiones, con un remate muy desviado de Florentino Luis y otro más peligroso de Chiquinho. Acertados de salida los guardianes de la sala de máquinas lisboeta, también como llegadores.

Enfrente, el Inter arriesgó lo mínimo, consciente de lo conveniente de la igualada a lo domicilio. Opuso un fútbol control y un disparo lejano de Acerbi como mejor opción. Batalla táctica con pocas ocasiones, fruto de lo mucho en juego para dos campeones de Europa que acumulan hasta ahora 33 y 13 años sin colarse entre los cuatro mejores del Viejo Continente.

Toda la tranquilidad que imperó en la primera parte la dinamitó el eléctrico comienzo de la segunda. Bastoni la puso con música desde muy lejos y Barella remató de testa con suma delicadeza. Golpe importante a tenor de lo cerrado del partido, pero buena reacción del Benfica, que tuvo un rápido empate evitado por Dumfries bajo palos.

Sin embargo, con la ventaja el Inter ya campó a sus anchas buscando las contras desde el repliegue. Dumfries pudo dejar encarrilada la eliminatoria tras otro gran envío de Bastoni, pero se topó con los reflejos de Vlachodimos, que sin embargo no pudo hacer nada poco después ante el pateo de Lukaku de penalti, provocado por una de esas manos modernas de Joao Mario. El Benfica no fue ese equipo hasta ahora invicto en la Champions, le pesó demasiado la cercanía de la semifinal, y lo pagó con creces ante el oficio interista.