El Real Madrid evita el lío con un corazón de oro

El Real Madrid echó mano del inmenso orgullo que le caracteriza para sortear una noche que pintaba dramática y que acabó tornándose en una fiesta por todo lo alto. Con dos goles de desventaja al término de una primera parte en la que volvieron a mostrar las carencias que les acompañan desde que comenzó el curso, los blancos se repusieron en la segunda mitad para sellar otra remontada épica tirando de un corazón de oro.

Los tantos de Rüdiger, de Lucas Vázquez y un ‘hat-trick’ de Vinicius a seis días de que el atacante brasileño recoja su Balón de Oro permitieron que el conjunto de Carlo Ancelotti doblegase a un Borussia Dortmund que había puesto tierra de por medio merced a las dianas de Malen y de Gittens, y evitaron que el quince veces rey de Europa se metiese en un embrollo mayúsculo dentro de su competición fetiche justo a las puertas del clásico.

Aun sin completar un buen partido, los blancos llegarán al litigio del sábado ante el Barça con la moral por las nubes tras pegarse un subidón anímico en la Liga de Campeones. Mientras aguarda la llegada de un fútbol brillante, el Real Madrid presume de una pegada que es capaz de meterle el miedo en el cuerpo a cualquiera, incluso a aquellos rivales que parecen indestructibles.

Sigue moviendo el pincel Ancelotti en busca del dibujo adecuado. Delineó el italiano en esta ocasión un once con menor potencial destructivo en el centro del campo, pero más creativo. Prescindió para ello de Tchouaméni y de Camavinga en la sala de máquinas, donde encontró acomodo de inicio Modric con la misión de dar sentido al juego. Volvió el tridente arriba, con Rodrygo en el sector derecho, Vinicius en el costado izquierdo y Mbappé ejerciendo como punta de lanza. Sonaba bien la música, pero la orquesta desentonó pronto.

Más pendiente de evitar desnudarse atrás que de hincarle el colmillo al Dortmund, el Real Madrid protagonizó un inicio especulativo que el equipo germano, una vez superado el respeto que se tenían los dos últimos finalistas de la Champions, castigó con dureza. Robó Brandt un balón en la frontal del área que dejó suelto Lucas Vázquez y filtró a Guirassy, que pivotó sin que Rüdiger lograse incomodarle antes de encontrar una rendija por la que se coló Malen para superar la salida a la desesperada de Courtois.

Andaba todavía cabizbajo el Real Madrid por la diana del neerlandés cuando el Dortmund aumentó la sangría al contragolpe. Faltos de tensión de nuevo, los blancos dejaron pista libre para que Malen penetrase por banda derecha y metiese el pase de la muerte a Gittens, que solo tuvo que empujarla en el segundo palo.

Solo entonces dio señales de vida el Real Madrid, que estuvo a punto de recortar distancia por tres veces en la misma jugada. Estrelló Bellingham un remate acrobático contra la madera, que repelió también el disparo subsiguiente de Rodrygo antes de que un rebote estuviese a punto de jugarle una mala pasada a Kobel.

El duelo incursionaba en esa fase visceral que suele estimular al Real Madrid, aunque los blancos, volcados en ataque, se desguarnecían atrás y Courtois tuvo que sacar una mano prodigiosa para evitar que Brandt hiciese el tercero. Se retiró a vestuarios el Real Madrid entre los pitos de su hinchada, atónita otra vez por la pasividad de los locales. Con poquito, el Dortmund había sido capaz de sacarle los colores.

Regalo de Sahin

Mantuvo los mismos naipes Ancelotti tras el paso por la caseta y varió poco la partida pese a que el Real Madrid empujaba con más corazón que cabeza. Suficiente, en cualquier caso, para que Nuri Sahin ordenase recular a su tropa. Pasó a cerrar con tres centrales el técnico del Dortmund, un paso atrás que suele traer malas consecuencias. Tomó nota el Real Madrid, que recrudeció la ofensiva y obtuvo de inmediato un premio doble. Conectó primero Mbappé con Rüdiger, que embocó con la testa tras un buen centro del francés. Y pescó luego en río revuelto Vinicius mientras el miedo escénico se adueñaba del Dortmund.

El regalo del exmadridista Sahin revivió al conjunto de Ancelotti, que entró en trance como acostumbra en estos casos. Temblaba ahora el Dortmund, sabedor por experiencia propia de con quién se las estaba jugando. Incluso cuando las piernas le fallan, el Real Madrid siempre puede apelar al factor mental. No en vano, su hoja de servicios está llena de víctimas que no logran superar el trastorno por estrés postraumático que le causaron los blancos.

Entró Camavinga para aportar energía extra al Real Madrid y a punto estuvo el de Cabinda de preludiar el tercero filtrando un gran pase a Mbappé, cuyo disparo casi sin ángulo se topó con el cuerpo de Kobel. Cerró el paso también Courtois a Guirassy en una estirada del Dortmund antes de que Lucas Vázquez fusilase a Kobel para culminar la remontada del Real Madrid, incontenible casi siempre a golpe de corneta y que aún tuvo tiempo de presumir de victoria holgada tras dos contras eléctricas de Vinicius que cerraron una noche dorada de la que Rodrygo, con un pinchazo en el muslo, sale siendo duda para el clásico.

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