El Reino Unido frena los tumultos racistas con juicios rápidos a los alborotadores

Jueves, 8 de agosto 2024

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Cuando la Justicia se hace esperar corre el riesgo de ser injusta. Con esa idea y el objetivo de frenar en seco la ola de violencia callejera desatada en el Reino Unido tras el asesinado de tres niñas a manos de un joven de 17 años al que bulos digitales atribuyeron un origen inmigrante, el Gobierno británico ha recurrido a juicios exprés para condenar a los implicados en los alborotos. «La Justicia rápida está haciendo que se lo piensen dos veces», constató Diana Johnson, secretaria de Estado de Seguridad. Ya han sido sentenciados a penas de cárcel algunos de los radicales ultranacionalistas que participaron en los incidentes. La calma, aún tensa, ha vuelto a la ciudades, aunque el Gobierno mantiene la alerta de cara al fin de semana.

El rechazo al inmigrante es una ola creciente en el Reino Unido, alimentada por grupos de extrema derecha a través de las redes sociales. El apuñalamiento múltiple del 29 de julio en Southport pulsó el interruptor del odio. El autor de los tres asesinatos durante una clase de baile con temas de Taylor Swift se llama Axel Rudakubana. Cumplió 18 años el pasado martes y nació en Cardiff (capital de Gales) de padres ruandeses. El tribunal encargado del caso difundió su identidad, algo que contraviene la ley, para tratar de parar así la violencia en las calles, incentivada por mensajes falsos que repetían que el joven era un inmigrante ilegal. La medida apenas tuvo efecto. Continuaron los tumultos y las agresiones a los policías. En paralelo, comenzaron las detenciones, que ya ascienden a 500. Muchos de los arrestados tienen antecedentes penales y 17 son menores, uno de ellos de sólo 11 años.

El miércoles por la noche, ante la convocatoria de cerca de cien concentraciones de ultras en distintas ciudades, el Gobierno recién estrenado del laborista Keir Starmer desplegó a más de 6.000 agentes. Apenas hubo incidentes. Los radicales no tuvieron poder de convocatoria y en su lugar se registraron manifestaciones de apoyo a los inmigrantes con lemas como «unidos contra el racismo». Esa reacción popular ha rebajado la presión. Aun así, el Ejecutivo quiere dar una imagen de mano dura con los alborotadores. De ahí los juicios exprés, alguno retransmitido en directo por televisión. Las cámaras han puesto nombre y rostro a los ultras.

William Nelson Morgan, de 69 años, agarró una porra de madera y se unió, como recoge la BBC, a la «turba» violenta que recorrió las avenidas de Southport. Participó en la destrucción de la biblioteca Spellow Lane. «Su avanzada edad no le impidió intervenir activamente en un disturbio en County Road», subrayó el juez Andrew Menary. «Creo que es realmente muy triste ver a alguien de su edad en el banquillo de los acusados», agregó.

Y dijo más sobre Morgan y también sobre John O’Malley, otro arrestado, de 43 años: «Han deshonrado la reputación de Southport y de Liverpool». El primero, que necesitó la actuación de tres agentes para ser detenido mientras repetía «soy inglés, dejadme en paz», fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel. El segundo recibió la misma pena por protagonizar disturbios frente a una mezquita. Estaba, según el juez, al frente del grupo que lanzó piedras y contenedores de basura contra la Policía.

Los abogados defensores aseguran que los dos condenados están arrepentidos. «Ninguno de ellos fue instigador de la violencia, pero aceptan que su presencia alentó a otros y fue un catalizador para más turbas», señalaron. Han pedido disculpas a las familias de las niñas asesinadas, a la Policía y a la ciudadanía por el pánico causado.

«¡Malditas ratas!»

Los jueces han pisado el acelerador para sentenciar a los implicados. Daniel McGuire, de 45 años, alega que estaba «borracho» cuando gritó «a por ellos» frente a los agentes antidisturbios. Mientras era reducido se ve en un vídeo cómo grita:«¡Malditas ratas!». Ante el tribunal se declaró culpable de desórdenes violentos y fue condenado a 26 meses de reclusión.

La ley también cayó sobre Lucas Ormond Skeaping, un manifestante antifascista de 29 años que se filmó lanzando una piedra y una botella a los ultras de extrema derecha. También derribó con su casco a otro ciclista. Su castigo es de 18 meses. La fiscal Victoria Cook cree que estas sentencias envían un mensaje claro a los alborotadores que están en los calabozos a la espera de juicio, a los que participaron y recibirán en breve la visita de la Policía en sus casas y a los que aún están dispuestos a sumarse a futuros tumultos.

También el primer ministro, Starmer, considera que estas condenas suponen «un mensaje poderoso». «Tenemos –recalcó– mucho interés en demostrar que quien se involucre en estos desórdenes estará en cuestión de días frente a la Justicia».

Su Ejecutivo ha desplegado a las fuerzas de seguridad en las calles y ha abierto una línea de investigación para identificar las fuentes que alimentan el odio hacia la inmigración. Según ‘The Times’, están bajo la lupa varios grupos de extrema derecha que distribuyen sus ideas a través de Telegram. La Policía cree también que tienen vínculos con los hooligans del fútbol. El Gobierno de Starmer estudia prohibir la entrada a los estadios a los violentos que llevan más de una semana causando disturbios.

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