La fortuna sonríe a ‘Checo’ Pérez en Azerbaiyán

El rey de las calles en la Fórmula 1 es Sergio Pérez. Tanto por méritos propios como en este caso por una inesperada ayuda de su equipo frente a Max Verstappen, el mexicano se llevó una nueva victoria en un trazado urbano (segunda de este fin de semana) en un GP de Azerbaiyán sin demasiada emoción en demasiados momentos de la temporada. Pirelli hurtó de nuevo el espectáculo, obligando a los pilotos a gestionar el desgaste, y solo un coche de seguridad removió un poco las cartas.

Los anodinos primeros compases de la carrera dejaron claro que no iba a ser una carrera con demasiada acción. Tras una salida limpia en la que no hubo prácticamente ningún cambio de posición, salvo un toque de un excesivamente optimista Albon que sacó contra el muro a dos pilotos. Hasta Charles Leclerc, que partía desde la pole, aguantó las primeras dos vueltas sin perder la pole… que eventualmente lo hizo.

Gracias a los adelantamientos dopados por el DRS, primero Verstappen y después Pérez le quitaron la primera posición a Leclerc, que suma y sigue con su particular récord: otra pole que no es capaz de convertir en victoria, con la particularidad que en este GP de Azerbaiyán lo ha hecho dos veces. Tiene su mérito.

Mientras la carrera se convertía en una procesión, por detrás los Aston Martin daban espectáculo, pero no tanto en la pista como por las radios. Lance Stroll, que ganó dos posiciones inicialmente, mandaba un aviso a sus ingenieros para que informaran a Fernando Alonso de que no se preocupara que no le iba a atacar. El español, que iba a rueda de Lewis Hamilton, respondió que no se preocuparan por eso y que, si lo veía necesario, que le adelantase, porque el heptacampeón iba con problemas de neumáticos e iba a acabar cediendo tiempo.

No llegó a haber pelea entre campeones del mundo, porque Mercedes ordenó entrar a Hamilton a boxes… y ahí acabó su carrera. No por su culpa, ya que justo después de salir (en tráfico, además) a pista de nuevo, De Vries se quedó tirado con una rueda rota por tocar el muro interior de una curva. El otrora gran dominador de la F1 no fue el único perjudicado, ya que Red Bull cometió un error mucho mayor con su líder. Ordenaron a Max Verstappen entrar a boxes para cambiar neumáticos antes de que desplegaran el coche de seguridad. El gran beneficiado por ‘Checo’ Pérez, que se vio primero en busca de una nueva victoria en un trazado urbano.

Fernando Alonso, el omnisciente de ‘Astur’ Martin

En la resalida hubo adelantamientos por doquier: Stroll a Russell, Verstappen a Leclerc (minimizando daños con la pifia de boxes del equipo Red Bull) y Alonso a Sainz. El asturiano apretó los dientes para someter al madrileño, que esta vez no se cerró.

Comenzó entonces la caza del podio de Alonso, que mientras tuvo tiempo para pensar en otras cuestiones. En una demostración más del absoluto dominio de todo lo que ocurre en pista, el español mandó un mensaje por la radio para que le recomendaran a Lance Stroll que copiase su configuración del balance de frenos, ya que el canadiense estaba sufriendo en este sentido. La labor de Alonso, una vez más, va más allá de pilotar, aunque no pueda controlar las capacidades al volante de su compañero, que demostró con un toque en el muro que el AMR23 de Aston Martin (o ‘Astur’ Martin, como ya le han bautizado) es duro.

La carrera se estabilizó. Pérez empezó a gestionar la ventaja sobre Verstappen, que obligado a atacar sufrió algo más, mientras por detrás Alonso hacía lo propio para cazar a Leclerc en busca de su cuarto podio consecutivo. La posibilidad de un eventual encontronazo entre los pilotos de Red Bull, que viven una constante tensión interna con eventuales fogonazos, hacía necesario para Alonso cazar a Leclerc antes del final de la carrera, no solo para entrar en el podio sino para pensar en la ansiada 33.

El problema es que no fallaron. De hecho, no fue hasta la vuelta 44 cuando todos empezaron a apretar el ritmo, demostrando que antes iban conservando unos neumáticos ‘Piedrelli’ que una vez más duraron mucho más de lo que el espectáculo necesita. A destacar una pifia monumental de dirección de carrera, que permitió entrar a los periodistas gráficos al pitlane mientras estaba entrando Ocon a hacer su parada obligatoria para cambiar ruedas. El susto que tuvo el francés de Alpine, tremendo.

Así, las últimas vueltas fueron para buscar quién hacía la vuelta rápida. Confirmado que iban a llegar hasta el final con estas ruedas, los tiempos empezaron a bajar con una curiosa pelea en el cronómetro entre Pérez, Verstappen y Alonso, hasta que Russell (en 8ª posición) hizo una parada para montar blandos y sumar el punto extra.

La victoria fue para un Checo Pérez que suma dos victorias este fin de semana (la del sprint y la que cuenta de verdad), por delante de un Max Verstappen que se resignó a la pifia estratégica y un Charles Leclerc que dejó fuera del podio a Alonso por primera vez este año. Carlos Sainz, gris y con serios problemas de sensaciones, se conformó con un 5º puesto que sabe a poco.

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