La generación que creció con David el Gnomo y D’Artacán

Daniel Roldán

En miles y miles de hogares en España, los niños se portaban bien durante las comidas del fin de semana. Se jugaban mucho y no había que tentar a la suerte provocando la ira de uno de los progenitores. Eran los ochenta y en un país donde ese sistema entonces raro de las comunidades autónomas comenzaba a asentarse, solo había dos canales de televisión -salvo en aquellas regiones donde nacían las cadenas propias-. Las alternativas para ver dibujos animados eran ínfimas comparadas con las de la actualidad.

Por eso la cita de las 15:30 horas de los sábados y domingos era tan importante. Un mal comportamiento podía suponer fallar a la cita semanal de Willy Fog, D’Artacán o David el Gnomo, que se emitían después del ‘Telediario’ -solo duraban media hora, con el tiempo incluido-. Algo imperdonable para esa Generación EGB. La culpa, la bendita culpa, de que cuarenta años después millones de españoles sigan tarareando o silbando las canciones de las cabeceras fue
Claudio Biern Boyd, productor mallorquín fallecido a los 82 años. Canciones como ‘La vuelta al mundo de Willy Fog’, en las dos versiones que cantaron Mocedades en el álbum del mismo nombre y con el que se cerró la época de los seis históricos -Amaya dejó la formación entonces-.

Aunque tiene su origen en el libro de Julio Verne ‘La vuelta al mundo en ochenta días’, la serie bebe más de las versiones cinematográficas. Se estrenó el domingo 8 de enero de 1984 y solo tuvo una temporada de 26 capítulos. Entre las novedades que aporta la serie está Tico, personaje que no aparece en la novela de Verne. Es amigo del mayordomo Rigodón desde su época circense y porta un reloj en el que marca el tiempo que falta para completar la hazaña. Diez años después, Fog, Romy, Rigodón y Tico volvieron a la pequeña pantalla con una secuela basada en ‘Viaje al centro de la Tierra’ y ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’. Solo tuvo una temporada pero no alcanzó, ni de lejos, el impacto de la primera

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Willy Fog no fue el primer éxito de Biern Boyd. Como preámbulo al Mundial de España, TVE le encargó una serie con Naranjito como protagonista para emitir entre 1981 y 1982. Le acompañaban Clementina, Cironio e Imarchi y se enfrentaban a Zruspa y sus hijos mientras enseñaban a los más pequeños la historia del fútbol y las sedes españolas.

El 9 de octubre de 1982 llegaba ‘D’Artacán y los tres mosqueperros’ después de emitirse en Japón -los grandes proyectos de Biern eran coproducciones niponas-. Fue un éxito rotundo, también de una temporada y donde lo que ahora es la mercadotecnia funcionó como no se había visto antes. Demostró a Biern que la fórmula funcionaba y le abrió las puertas a poder hacer las aventuras de Willy Fog.

Esta serie perruna se basa en el libro de ‘Los tres mosqueteros’ de Alejandro Dumas, donde un joven gascón quiere formar parte de los mosqueperros del rey, cuerpo del que forman parte Amis, Dogos y Pontos. Enfrente, está el cardenal Richelieu y el malvado conde Rochefort. También tuvo una segunda vida en los noventa -‘El retorno de D’Artacán’- que no tuvo la repercusión que la primera.

En cambio, el gran éxito mundial, con el que entró en Estados Unidos, fue con un personaje diminuto de 15 centímetros. ‘David el Gnomo’ rompió todos los moldes con sus 26 episodios. Otra serie de una temporada y que provocó mares de lágrimas con su último capítulo, cuando David se convierte en cerezo. No, no muere. Se transforma al cumplir 400 años. Su lucha contra los asquerosos trolls, su particular forma de vivir, los besos de nariz, su casas en los árboles o la forma de trasladar un mensaje ecologista impactaron entre los más pequeños. Y, además, fue la única que con un ‘spin off’ -por llamarlo de alguna manera- que tuvo más impacto. Las tribulaciones del juez Klaus con la inestimable ayuda de Dani en ‘La llamada de los gnomos’ gustaron. Aunque solo duraran un curso. Qué poco duraron, pero cuánta huella dejaron.

Enlace de origen : La generación que creció con David el Gnomo y D'Artacán

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