No es todo, pero una buena parte del casco antiguo de Calahorra se hunde. Tampoco es un problema nuevo sino un mal endémico, que tiene su origen en la despoblación que en las últimas décadas ha sufrido la zona y en la falta de mantenimiento y conservación de los propietarios de los inmuebles que allí han quedado. Unas veces sucede por desinterés, cuando nadie quiere hacerse cargo de la casa del abuelo. Y otras, por la falta de recursos de sus inquilinos, que bastante hicieron con reunir el dinero que les pedían para tener una vivienda medianamente digna.
La situación es compleja, y aunque se han puesto en marcha desde hace tiempo medidas para frenar la escalada de deterioro, lo cierto es que siguen sucediéndose los derrumbes, los derribos, los desalojos y hasta la pérdida de vidas humanas. Así sucedió el 28 de agosto de 2023, cuando una mujer falleció en el número 18 de la calle La Estrella al desplomarse parte del tejado de la vivienda en la que residía.
LAS CIFRAS
27
inmuebles
se han derribado en la zona desde el año 2022.
8
derribos
se van a ejecutar en las fechas cercanas, 3 de ellos en las próximas semanas.
23
inmuebles
se han declarado en ruina y se ha hecho en periodo voluntario de derribo.
Los datos (facilitados por el área municipal de Urbanismo) que reflejan esta situación de deterioro no pueden ser más reveladores. Tan sólo en los últimos tres años el Ayuntamiento de Calahorra ha tenido que ejecutar de manera subsidiaria, es decir haciéndose cargo del coste de las obras que no ha asumido el propietario del inmueble afectado, el derribo de un total de 27 viviendas. La mayoría de ellas se encuentran en la calle Arrabal, donde se contabilizan cuatro edificios derribados (números 11,60, 69 y 91); en el Olivo (números 4, 5,6 y 7); San Andrés (1, 13, 16 y 18) y La Estrella (15, 17 y 20). En estos últimos cuatro años han perdido también una vivienda las calles Casa Santa (número 13); la Cuesta de la Curruca (23); Enramada (23); Horno (17); Navas (16), Pastelería (14); Pedro Gutiérrez (1); Portillo de la Plaza (29); Rufo (29); Santiago (16), Villodas (1) y Zoquero (1).
Los trabajos de demolición de estos inmuebles supusieron para las arcas municipales un desembolso de 1.304.778 euros. Una cantidad que se ha ido detrayendo del presupuesto anual del Ayuntamiento, en el que se incluye una partida específica para derribos. En concreto, para este 2025 hay consignados 350.000 euros.
¿Pero qué sucede hasta dictaminar una orden de derribo y demoler la construcción que se encuentra en riesgo de derrumbe? «Al declararse en ruina un inmueble, el Ayuntamiento ordena a sus propietarios su demolición en un plazo determinado. Si bien tienen el derecho a rehabilitarlo, prácticamente nunca lo hacen», explica Álvaro Ridruejo, arquitecto del Consistorio. Si los propietarios, por su parte, no cumplen con la orden de derribo en el fecha establecida, «el Ayuntamiento asume esa obligación derribándolo de manera subsidiaria, repercutiéndoles los gastos correspondientes», añade.

No obstante, para intentar que los costes sean menores «si el Ayuntamiento tiene varios inmuebles colindantes para derribar de forma subsidiaria se procura hacer un derribo conjunto con un único proyecto», precisa Ridruejo.
Durante el pasado año se tramitaron 19 declaraciones de ruina y 111 requerimientos del deber de conservación, que suponen casi el doble que los de 2023. «Muchos de ellos con el objetivo de que el inmueble no derive en ruina en unos años», apunta el técnico municipal.
23 declaraciones de ruina
En la actualidad un total de 23 inmuebles están declarados en ruina en Calahorra. Estos se ubican en las calles Arrabal (65); Cabezo (66); Carcaba (1); Coliceo (33); Curruca (10 y 14); Enramada (12 y 36), Estrella (12, 16 -parcial- y 18); plaza del Doctor García Antoñanzas (2); Mediavilla (9-11 y 53); Numancia (24, fuera del casco antiguo); Pastores (20); Portillo de la Plaza (22, 24 y 26), así como San Andrés (3, 6 y 51-parcial-) y San Antón (20). Pero esta lista de edificios en ‘rojo’ aún puede ir a más si los dueños de otras viviendas en las que Urbanismo ha detectado signos de deterioro no ponen remedio. De hecho, los técnicos municipales tienen anotadas un total de 72 casas con indicios de encontrarse en mal estado.
La intervención por parte del Ayuntamiento no siempre es fácil, porque aunque «regularmente» se programan inspecciones a propiedades susceptibles de encontrarse en un estado deficiente «rara vez los propietarios permiten la entrada a los técnicos municipales», asegura Ridruejo. Por otra parte, «últimamente se está dando el caso de propietarios con viviendas declaradas en ruina que ofrecen la donación del inmueble al Ayuntamiento», comenta.
LA FRASE
«Rara vez los propietarios permiten la entrada (a una vivienda en mal estado) a los técnicos municipales»
Álvaro Ridruejo
Arquitecto del Ayuntamiento
En este primer trimestre de 2025 el Ayuntamiento ya tiene previstos otros tres derribos. Dos de ellos ya se han iniciado en las calles Pilarte, 33 y Arrabal, 93; y el tercero, en Santa Lucía, 3, comenzará en las próximas semanas. Aunque el plan municipal para poner coto al deterioro en el casco antiguo aún prevé para este 2025 más demoliciones por ejecución subsidiaria en la Cuesta de la catedral, 14; Portillo de la Plaza, 15; Morcillón, 37 y el 17 del Planillo de San Andrés (parcial).
¿Y qué sucede con los solares resultantes del derribo? En la inmensa mayoría de los casos, como se puede ver en las parcelas de las calles donde se han producido, se quedan acotados por tapias o vallas sin una función específica al seguir siendo propiedades privadas. Hacerse con ellos también es complejo para el Consistorio, puesto que muchas veces los propietarios han fallecido y hay dar con los herederos, lo que supone una larga tramitación administrativa. Por ello una opción por la que está apostando ahora el Ayuntamiento es la de la donación. «Desde el primer momento hemos dado la cara ante la situación del casco antiguo. Prueba de ello es que estamos aceptando las donaciones de inmuebles», apunta la alcaldesa de Calahorra, Mónica Arceiz. «No tiene sentido, como sucede hasta ahora, que nos gastemos 70.000 ó 60.000 euros en tirar un edificio y una vez derribado le devolvamos al propietario el solar vallado, sabiendo que no va a pagar todo eso», prosigue la regidora. En base a ello «ahora estamos aceptando las donaciones para que, por lo menos, ese espacio sea propiedad de todos y se le pueda dar una utilidad», explica.
«Ahora estamos aceptando las donaciones (de solares) para que ese espacio sea propiedad de todos y se le pueda dar una utilidad»
Mónica Arceiz
Alcaldesa de Calahorra
Las ayudas a la rehabilitación de viviendas, específicas para el casco histórico, y el Plan Color, destinado a recuperar fachadas, son otras de las herramientas que el Consistorio pone a disposición de los vecinos para ayudar en el mantenimiento y conservación de los inmuebles. Sin embargo, no son muchos los propietarios que se acogen a ellas. De hecho, el pasado 2024 tan sólo 34 vecinos solicitaron y recibieron una de estas subvenciones; la misma cifra por cierto que en el ejercicio anterior. Los 34 expedientes que se tramitaron sumaron 41.345 euros en ayudas, mientras que en 2023 alcanzaron los 42.416 euros.
El programa de apoyo a la rehabilitación y edificación de viviendas en el casco antiguo financia a fondo perdido hasta el 20% de las obras de reforma (excluido el IVA), con la excepción de aquellas destinadas a cuestiones puramente decorativas.
Estas ayudas también cubren el 5% del gasto en las viviendas de nueva edificación, excepto las que se encuentren en zonas consideradas deprimidas según la propia ordenanza, en cuyo caso las subvenciones pueden ascender hasta el 10%. Para los supuestos de rehabilitación de establecimientos, se otorga a los propietarios o arrendatarios de los mismos una subvención del 5% que puede llegar a incrementarse hasta el 10%.
Desde el Ayuntamiento se busca dar un paso más con este tipo de subvenciones para lo cual se está trabajando en una modificación de la ordenanza municipal que las regula, con el fin de extenderla a todos aquellos inmuebles con una antigüedad mayor de 50 años no sólo del casco antiguo sino de toda la ciudad. De otro lado, en el marco del Plan Color, mediante el cual se subvencionan hasta el 50% los trabajos de recuperación, conservación y reforma en fachadas o espacios visibles desde la vía pública, en 2024 se concedió solo una subvención (por valor de 145 euros).
Los derribos y ayudas a la rehabilitación no son, como se puede comprobar, una receta mágica para un casco antiguo que tiene que hacer frente también a la okupación, la falta de comercios y la integración de vecinos con distintos acentos. Aunque, si bien, la llegada de inmigrantes al barrio también ha favorecido el mantenimiento de algunas casas en las que han establecido su residencia. «Aunque muchos se la arreglan ellos solos, con ayuda de algún un conocido y muchas veces sólo por fuera», afirma el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Calahorra, Gabriel Aragón, que opina se debería «hacer campañas informativas» de las ayudas a la rehabilitación.
En definitiva «en el casco antiguo confluyen distintos aspectos que no se pueden abordar de manera aislada», dice la alcaldesa, Mónica Arceiz. Aunque «el problema urbanístico que se da en él, con edificios tan envejecidos y propietarios que, en su mayoría, no pueden afrontar su rehabilitación, es de una gran magnitud», sostiene por último.
«Vemos que se están derrumbando calles enteras»
Con el problema actual de falta vivienda y las dificultades de acceso para los jóvenes el destino de los solares resultantes de los derribos en el casco antiguo a promociones inmobiliarias es una opción que reivindica la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Calahorra. «No todo tienen que ser plazas o aparcamientos, como se apuesta desde el Ayuntamiento para estos solares», dice su presidente Gabriel Aragón. «Construir vivienda nueva sería una buena oportunidad para hacer que la gente joven venga a vivir al casco antiguo», afirma. Desde la asociación se sigue también con preocupación la evolución del estado de las zonas del barrio en peores condiciones. «Al final, vemos que se están derrumbando calles enteras», lamenta Aragón. «Pero el problema es que empezó por la zona del Arrabal y ya estamos viendo muchos derribos en calles que quedan más cerca del centro, como San Andrés, La Estrella…», añade. Aragón incide también en el ‘efecto dominó’ de un derrumbe. Y es que «cada vez que derriban una casa las que están al lado se debilitan».
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Enlace de origen : La ruina acecha al casco antiguo de Calahorra