Mueren un suboficial del Aire y un instructor al estrellarse en una avioneta en Murcia

Restos de la avioneta tras el impacto. / LA VERDAD

El subteniente Adolfo Baños y el instructor Hugo López lideraban la Patrulla acrobática Garra de ultraligeros

Tan solo unos segundos tardó ayer por la tarde la avioneta Tecnam Sierra, en la que volaban el subteniente del Ejército del Aire Adolfo Baños y el instructor civil de vuelo Hugo López, en caer, convirtiendo en cenizas y humo las vidas de los dos apasionados de la aeronáutica. Habían despegado unos minutos antes de la pista del aeródromo Los Garranchos, a unos 9 kilómetros de San Javier, al parecer con intención de disfrutar de un vuelo en una tarde libre de obligaciones, víspera de la fiesta de Reyes Magos.

El subteniente Adolfo Baños y el instructor Hugo López lideraban la Patrulla Acrobática Garra de ultraligeros

Ni en el club de vuelo Mar Menor, al que pertenecían desde hace años, ni las fuentes cercanas a la investigación conocían ayer qué pudo suceder a los dos experimentados pilotos. En una tarde de cielo despejado, se subieron al ultraligero como habían hecho tantas veces anteriormente. Minutos después, hacia las 5 de la tarde, la avioneta se precipitó hasta estrellarse contra tierra.

Bomberos, personal de Protección Civil y agentes judiciales inspeccionan los restos de la avioneta siniestrada en San Javier, ayer tarde. /

AGM

Con una amplia experiencia

El instructor Hugo López, de 47 años, que tantas clases de vuelo ha impartido en esa pista, deja a un hijo de corta edad. El subteniente Baños, de 54 años, piloto civil y experto en mecánica y electricidad, tenía una hija y numerosos compañeros que ayer recibieron la noticia con estupor. A algunos se les empañaron los ojos recordando al subteniente Baños cuando formaba parte del equipo de mecánicos de la Academia General del Aire, aunque actualmente estaba destinado en la base aérea de la OTAN de Geilenkirchen-Teveren (Alemania). A pesar de su destino europeo, Baños regresaba con frecuencia a San Javier, donde había vivido tantos años y donde, según sus amigos, quería volver en el futuro.

Restos de la avioneta siniestrada tras sufrir el impacto. /

LV

Un compañero le describe como un hombre campechano, extremadamente sociable y bondadoso, que se desplazó hace tres meses desde Renania del Norte hasta San Javier por unas horas para despedir a un colega que pasaba a la reserva. Baños era un experto mecánico, especialista en electricidad de aviones, pero sobre todo en motores de explosión de hélice. Con un elevado dominio del inglés y su experiencia en mecánica de aviones, Baños dirigía el equipo de electricidad en la base germana, donde volaba con frecuencia con la tripulación de los gigantes AWACS, los aviones E-3A equipados con sistemas de alerta temprana que se utilizan para detectar perturbaciones o amenazas en los pasillos aéreos. En la AGA trabajó durante varios años como mecánico de la Patrulla Águila.

Líderes de los Garra

«Locura por volar», es como describe un compañero «la única afición de Adolfo, la que le llevaba a buscar esa sensación una y otra vez fuera del Ejército, ya que él era piloto civil». Era el ‘perro’ en la patrulla acrobática Garra de ultraligeros, integrada por dos aeronaves que mostraban las posibilidades acrobáticas y de vuelo sincronizado.

El alcalde de San Javier, que había volado con el militar, lo recuerda como «un profesional serio pero muy afable»

«Tenía presente el riesgo de volar, pero esa pasión te lleva a disfrutarlo al máximo», cuenta el compañero de afición del subteniente Baños. El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, que llegó a volar con él en un ultraligero, le recuerda como «un profesional serio pero muy afable». Con el proyecto ‘San Javier Ciudad del Aire’, el Ayuntamiento había apoyado la actividad de los Garra y del aeródromo Los Garranchos para impulsar un programa de fomento de la cultura aeronáutica. Con las inesperadas pérdidas, se descabeza la patrulla Garra que con tanta ilusión habían impulsado para organizar exhibiciones y otras actividades aeronáuticas en el entorno del Mar Menor.

Conmoción en el entorno de la AGA por esta nueva tragedia

Era inevitable revivir el impacto que causaron los tres accidentes aéreos anteriores de aviones de la Academia General del Aire, demasiado recientes como para desgajarlos de la memoria del estamento militar y sus familiares. Ayer volvían a ser compañeros militares, de la base de Santiago de la Ribera o ya trasladados a otros destinos, quienes lamentaban una nueva pérdida aún entre la confusión y el dolor. «Nadie se libra del riesgo, por muy experimentado que seas», aseguraba ayer un piloto militar, que recordaba los tres siniestros fatídicos en los que perdieron la vida el comandante Francisco Marín (26 de agosto de 2019), el comandante Daniel Melero, la alumna alférez Rosa Almirón (18 de septiembre de 2019) y el comandante Eduardo Garvalena (27 de febrero de 2020). A pesar de que el subteniente Baños ya no pertenecía a la AGA, conservaba numerosos amigos y una relación estrecha con sus compañeros en el equipo mecánico de la base aérea.

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